miércoles, 16 de junio de 2010
“Que se cumpla la ley”
Titular de la Fundación Rumbos, militante y asesor en temas de discapacidad, Joly es uno de los candidatos que elegirá Cancillería para integrar el Comité que vigila el cumplimiento de la Convención.
La Cancillería designará este fin de semana al candidato que el país postulará para integrar el Comité de Expertos de la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. La persona que ocupe ese rol deberá asesorar en el cumplimiento de la normativa –ratificada por Argentina en 2008–, que se basa en el paradigma de que las personas con discapacidad no son receptores de asistencia sino personas capaces de hacer valer sus derechos. Entre los candidatos que se barajan para acceder al cargo se encuentra Eduardo Joly, miembro fundador de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad y ex asesor del Inadi.
En 1977, Joly sufrió en un accidente aéreo una lesión medular que marcó su vocación futura. Desde entonces, comenzó a investigar, militar y asesorar sobre derechos de las personas con discapacidad: creó la Fundación Rumbos, participó de la Convención Constituyente de la Ciudad de Buenos Aires en la Comisión de Políticas Especiales, colaboró con informes del CELS y de otros organismos nacionales e internacionales.
En estas horas, es uno de los candidatos para ser el primer argentino que ocupe una bancada, por Latinoamérica, en el Comité de 18 expertos de la ONU, y espera que su condición de discapacitado y activista sea tenida en cuenta a la hora de la selección de la Cancillería.
“No por tener discapacidad se tiene más idoneidad, también hay que tener experiencia en la problemática desde una mirada global y de derechos humanos. La misma convención incentiva que las personas que integran el comité sean discapacitadas y no funcionarios de gobierno, porque agrega una perspectiva distinta, un compromiso particular”, apuntó Joly.
–Argentina tiene, desde antes de la Convención, una legislación avanzada de inclusión laboral (la Ley Nacional 22.431) que ordena a los organismos de administración pública y las empresas contratadas por el Estado a contar con personas con discapacidad en el cuatro por ciento de su personal y en un cinco por ciento en el caso de la ciudad de Buenos Aires. Esta legislación difícilmente se cumple a nivel nacional. Y en el caso de la ciudad, la gestión de Mauricio Macri no la aplica y pretende sacar una ley que anule el cupo laboral.
–¿Qué ocurre en la inclusión escolar?
–Las personas con discapacidad no son todas iguales. Un chico que usa silla de ruedas lo único que necesita es que la escuela tenga accesibilidad para llegar al aula y al baño, no necesita elementos pedagógicos diferentes a los demás. Un niño sordo o ciego necesita que la transmisión de conocimientos tenga en cuenta sus limitaciones. Las escuelas especiales deben existir para otro tipo de discapacidades pero no para crear ghetos. Pero el caso de un chico que vaya a una escuela especial porque la escuela pública o privada no tiene una rampa es inadmisible.
–Las barreras arquitectónicas parecen ser el problema de más fácil resolución, y sin embargo ¿persiste?
–Es sencillo pero hay que tener voluntad política de introducir los cambios. Hay avances, cada vez hay más rampas y mejor construidas, pero están en los barrios de clase media alta o alta, no se ven en los barrios pobres. Las soluciones inclusivas discriminan por clase social.
lunes, 31 de mayo de 2010
Rampas para discapacitar?
Con la intención de cumplir con lo dispuesto en el Código, en algunos de los edificios de la Ciudad construyeron rampas que más que facilitar el acceso, ponen en peligro la integridad física de los usuarios.
A fines de 2002 fue modificado el Código de Edificación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde rige como obligatoria la "Accesibilidad para todos". A partir de la publicación en el Boletín Oficial, en 2003, toda construcción nueva debía contar con Accesibilidad Física en sus accesos y espacios comunes (además de los ascensores, que son un tema aparte para una larga reflexión). Paulatinamente, las edificaciones anteriores a esta ley 962 deberían contar con la misma accesibilidad, en caso de ser refaccionadas o, como más tarde se logró, por pedido de una persona con discapacidad usuaria de la finca.
En la ciudad, podríamos hacer un catálogo con los modelos de rampas que tienen la intención de "cumplir" con esta ley.
Como suele suceder en muchos casos en los cuales no se tiene en cuenta el usuario, verdadero protagonista de la arquitectura, se ven resoluciones de todo tipo que lejos están de facilitarle la vida a aquellos que con una discapacidad transitoria o permanente deambulan por la ciudad y hacen uso de sus espacios cotidianamente.
Más que rampas, se trata de verdaderos toboganes, más dignos de un skater que de alguien que usa bastones, muletas o sillas de ruedas, con pendientes tan pronunciadas que en muchos casos, dejándose llevar por la inercia, podrían disparar al usuario "al medio de la calle". En otras, al llegar al final de la rampa se encuentra un pequeño "escalón", que por pequeño que parezca podría ocasionar dificultades y hasta accidentes. También hay pisos altamente resbaladizos o medidas que impiden el giro o espacios sin barandas o... La lista se hace larga, solo hace falta observar para seguir completando este catálogo.
Pero, ¿y los controles? La ley especifica detalladamente las características constructivas y técnicas que no aparecen en la mayoría de los casos que vemos en la realidad. Para los edificios y espacios nuevos no hay excusas y para los construidos antes de la citada Ley no siempre es sencillo, se requiere mayor desarrollo para una rampa que para una escalinata (el caso más común que necesita resolverse en el acceso a los edificios) Y los consorcios no siempre cuentan con presupuesto, entonces se observan los casos resueltos para "abaratar costos", que a la larga terminan siendo un gasto inútil, ya que no cumple la función para la cual fue destinado.
Para quienes conviven con su discapacidad, este tipo de soluciones resultan muy hostiles, ya que se trata de espacios que permanentemente ofrecen obstáculos, que requieren de energía corporal e intelectual extra a quienes podrían manejarse de manera autónoma si el espacio físico se los permitiera.
Son los edificios los que poseen la discapacidad de no poder recibir adecuadamente a todas las personas, dejando afuera proyectos de vida: la posibilidad de un niño de entrar a la escuela, de una pareja a un teatro, de un joven a capacitarse, de un amigo a visitar a otro, de hacer un tramite, o a entrar a una oficina a trabajar. Hechos tan simples y cotidianos que sin mencionarlos no llegaríamos a comprender lo que significan para quienes todos los días se encuentran con las cosas más sencillas fuera de su alcance.
Sin lugar a dudas podríamos mejorar la vida de muchas más personas de las que imaginamos, las de las propias personas con discapacidad y las de sus amigos o familiares, quienes día a día deterioran sus espaldas haciendo desmedidos esfuerzos empujando o levantando la silla de ruedas de sus seres queridos con el simple objetivo de entrar o salir de un lugar.
El espacio que proyectamos y habitamos seguramente puede ser mejor, en tanto y en cuanto intentemos hacerlo amable y habitable para todos.
En la ciudad, podríamos hacer un catálogo con los modelos de rampas que tienen la intención de "cumplir" con esta ley.
Como suele suceder en muchos casos en los cuales no se tiene en cuenta el usuario, verdadero protagonista de la arquitectura, se ven resoluciones de todo tipo que lejos están de facilitarle la vida a aquellos que con una discapacidad transitoria o permanente deambulan por la ciudad y hacen uso de sus espacios cotidianamente.
Más que rampas, se trata de verdaderos toboganes, más dignos de un skater que de alguien que usa bastones, muletas o sillas de ruedas, con pendientes tan pronunciadas que en muchos casos, dejándose llevar por la inercia, podrían disparar al usuario "al medio de la calle". En otras, al llegar al final de la rampa se encuentra un pequeño "escalón", que por pequeño que parezca podría ocasionar dificultades y hasta accidentes. También hay pisos altamente resbaladizos o medidas que impiden el giro o espacios sin barandas o... La lista se hace larga, solo hace falta observar para seguir completando este catálogo.
Pero, ¿y los controles? La ley especifica detalladamente las características constructivas y técnicas que no aparecen en la mayoría de los casos que vemos en la realidad. Para los edificios y espacios nuevos no hay excusas y para los construidos antes de la citada Ley no siempre es sencillo, se requiere mayor desarrollo para una rampa que para una escalinata (el caso más común que necesita resolverse en el acceso a los edificios) Y los consorcios no siempre cuentan con presupuesto, entonces se observan los casos resueltos para "abaratar costos", que a la larga terminan siendo un gasto inútil, ya que no cumple la función para la cual fue destinado.
Para quienes conviven con su discapacidad, este tipo de soluciones resultan muy hostiles, ya que se trata de espacios que permanentemente ofrecen obstáculos, que requieren de energía corporal e intelectual extra a quienes podrían manejarse de manera autónoma si el espacio físico se los permitiera.
Son los edificios los que poseen la discapacidad de no poder recibir adecuadamente a todas las personas, dejando afuera proyectos de vida: la posibilidad de un niño de entrar a la escuela, de una pareja a un teatro, de un joven a capacitarse, de un amigo a visitar a otro, de hacer un tramite, o a entrar a una oficina a trabajar. Hechos tan simples y cotidianos que sin mencionarlos no llegaríamos a comprender lo que significan para quienes todos los días se encuentran con las cosas más sencillas fuera de su alcance.
Sin lugar a dudas podríamos mejorar la vida de muchas más personas de las que imaginamos, las de las propias personas con discapacidad y las de sus amigos o familiares, quienes día a día deterioran sus espaldas haciendo desmedidos esfuerzos empujando o levantando la silla de ruedas de sus seres queridos con el simple objetivo de entrar o salir de un lugar.
El espacio que proyectamos y habitamos seguramente puede ser mejor, en tanto y en cuanto intentemos hacerlo amable y habitable para todos.
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Accesibilidad,
Discapacitados
miércoles, 26 de mayo de 2010
León Gieco lidera el proyecto "Mundo Alas" con Artistas Discapacitados
La historia de un grupo de artistas discapacitados se ve en el documental "Mundo Alas".
Pancho Chebez toca la armónica; Alejandro Davio, la guitarra; ambos componen y cantan. También canta Maxi Lemos; y Carina Spina, con la voz afinada como un vidrio limpio. Bailarines, hay varios: Juan Pablo Pérez; Demián Frontera, Sandra González y María Laura Vicente, del grupo Alma; Karina Amado, Lucrecia Pereyra Mazzara, Nidia Scalzo, Eduardo Spasaro y Javier Trunso, del grupo de danza tango de la Asociación Amar. Fue descubriéndolos en sus conciertos, cuando se le acercaban para pedirle un espacio para mostrar su arte. Pancho, en cambio, se hizo músico cuando Gieco le calzó en los hombros su primer atril con armónica -la suya propia-, ya que nació sin extremidades."Cuando los conozco, me doy cuenta de que todos piensan lo mismo: respetuosamente quieren demostrarles a los otros chicos discapacitados que el arte es muy importante para ellos, porque pueden manifestarse. Un chico con atrofia muscular, que no puede moverse, si le das un pincel, descarga todas esas imposibilidades -que son las posibilidades que nosotros tenemos- en esa pintura, y puede llegar a ser una gran pintura", señala Gieco.
Los insistentes llamados de Pancho a la Casa de Gobierno generaron el recital "Salón Blanco diferente", el 25 agosto de 2006. Allí, los artistas colgaron una tela con una frase de Frida Kahlo: "¿Para qué quiero pies, si tengo alas?" Así nació el nombre del tour, y de la película que fue acompañándolo, que está concluyendo Magoya Films, una productora independiente especializada en documentales. Si ésta fuera una nota sobre discapacidad, debería contar qué le falta a cada uno, qué es lo que no puede hacer. "Yo ya me olvidé de eso -confiesa Schindel-. Cuando uno entra en confianza, la discapacidad desaparece, y aparece la persona". Esa es la mirada que prevalece en la película, y lo que ha salvado a sus realizadores de caer en golpes bajos. Hay en cambio ternura, naturalidad, y muchísima admiración, como la que los deslumbró cuando, en el primer alto de la gira, vieron a Antonella ponerse las lentes de contacto con los pies. "La película hace hincapié en su arte, en su energía, sus anhelos, sus proyectos", agrega Schindel. Según Gieco, sus compañeros de ruta también "quieren explicarles a los padres de los chicos discapacitados que no tengan vergüenza de sus hijos; que sus hijos tienen justamente otras capacidades, que nosotros no tenemos, o las perdimos"."Ellos no son competitivos, tienen un amor incondicional permanente, son solidarios, no discriminan, creen en la esperanza todo el tiempo. Son personas que tienen un incentivo de vida que te refleja todas tus miserias -destaca el músico-. Ellos ven un mundo que no pueden realizar; por eso crean otras capacidades. Lo que a nosotros nos falta saber, es ver esas otras capacidades que ellos desarrollan; y para eso hacemos esto".
sábado, 22 de mayo de 2010
Cuando la discapacidad es el pasaje para navegar por el Río de la Plata
Un programa que busca integrar a personas con todo tipo de dificultades físicas o mentales.
TODOS A BORDO. PRESENTANDO EL CERTIFICADO DE DISCAPACIDAD SE ACCEDE AL CURSO, QUE DURA 10 CLASES.
Un antes y un después. De libertad, de sueños, de quitarse los miedos, del apoyo humano. De esos cambios hablan. Porque los problemas con los que dicen que llegaron, pasaron a segundo plano. Sus prioridades ahora son otras. Un programa de navegación les permite luchar por sus objetivos, reconocer que son capaces de hacerlo y aprender que las diferencias se pueden superar, que pueden sentirse iguales al resto, que pueden integrarse social y laboralmente.
Un antes y un después. De libertad, de sueños, de quitarse los miedos, del apoyo humano. De esos cambios hablan. Porque los problemas con los que dicen que llegaron, pasaron a segundo plano. Sus prioridades ahora son otras. Un programa de navegación les permite luchar por sus objetivos, reconocer que son capaces de hacerlo y aprender que las diferencias se pueden superar, que pueden sentirse iguales al resto, que pueden integrarse social y laboralmente.
Se trata del programa "Naveguemos juntos", del que participan unas 100 personas discapacitadas de entre 18 y 69 años. Viajan desde Capital Federal y varias zonas del Gran Buenos Aires a Olivos especialmente para "descubrir que si no tienen capacidad o la habilidad para una cosa, pueden tenerla para otra".
Todos los jueves y sábados por la tarde salen de la boca del Centro Naval de Olivos y pasean por el río durante tres horas en dos barcos H19 (veleros de pequeño porte) donados y restaurados. Viajan seis personas por barco con Pablo Sánchez y Matías Pailot, los dos instructores. Los grupos rotan para que todos puedan integrarse y conocerse.
La idea surgió en 2006. Es un curso gratuito y abierto a todos: hay personas no videntes, sordas, con problemas motrices, transplantados, con dificultades mentales o problemas psiquiátricos. El único requisito es presentar el certificado de discapacidad. Son 10 clases semanales para quienes comienzan, y para los "expertos" son esporádicas.
El propósito es promover la navegación a vela como actividad educativa, terapéutica y recreativa para personas discapacitadas.
Fallo en favor de los discapacitados
El gobierno porteño tiene 240 días para intimar a los colegios privados para que mejoren la accesibilidad
El gobierno porteño deberá intimar, dentro de los próximos 240 días hábiles, a los colegios privados para que eliminen las barreras arquitectónicas, y adaptar las escuelas públicas para el libre acceso y circulación de personas con discapacidad motora. Así lo determinó un fallo, el 22 de diciembre pasado, del juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario (CAT) número 4 de la ciudad de Buenos Aires.
"La medida no busca castigar a nadie, sino concientizar a las autoridades de que hay una ley (la 962) que no se cumple", dijo la jueza en primera instancia que estuvo a cargo de la causa, Elena Amanda Liberatori. El amparo fue presentado el 27 de diciembre de 2006 por la organización no gubernamental (ONG) Fundación Acceso Ya, patrocinado por la Comisión de Trabajo Pro Bono e Interés Público del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, en contra del Ministerio de Educación porteño. "El objetivo era que implementen las medidas necesarias para garantizar la accesibilidad a personas con discapacidad motora o movilidad reducida en todas las escuelas de la ciudad", aseguraron desde la ONG.
"Durante los casi tres años que duró la causa hubo muchas idas y venidas. Peritajes intensivos de arquitectos que recorrieron cada una de las escuelas antes de redactar el informe final y que es el principal fundamento de mi sentencia", dijo Liberatori.
"Con este fallo logramos dar un primer y gran paso", aseguró la doctora Evangelina Gálligo, vocera de la ONG, que además dijo: "Después hay distintas barreras culturales que eliminar. Por eso empezamos por este derecho para construir una nueva ciudadanía, en la que se respete la diversidad".
"Lo que sigue ahora es un monitoreo de la demanda judicial y el relevamiento de las obras. Vamos a evaluar los criterios de valoración para cada una de ellas", dijo Gálligo.
El coordinador de Relaciones Institucionales de Pro Bono, Martín Zapiola Guerrico, aseguró que "la falta de accesibilidad física a las escuelas reviste particular gravedad porque, en primer lugar, se limita seriamente el derecho a aprender de los chicos con discapacidad y, en segundo lugar, se está dando un muy negativo mensaje de exclusión y discriminación a los niños que no padecen ninguna discapacidad motora".
El abogado, además, dijo: "El fallo es muy sensato e indica un camino claro para que el Gobierno de la ciudad corrija tan grave situación y cumpla con la ley. Lamentablemente, el gobierno porteño ha optado por apelar la decisión judicial en lugar de cumplirla".
jueves, 20 de mayo de 2010
Accesos para discapacitados en Cuidad Universitaria
Un centenar de personas en silla de ruedas corrió el 23 de Marzo de 2010, un rally en el lugar para exigir mejores condiciones. Aseguran que 600 mil estudiantes quedarán excluidos de las clases por falta de accesos.
Carrera en silla de ruedas de la fundacion "acceso ya" (Gerardo dell 'Oro)
Es que el 96 por ciento no cumplen con las normas de acceso mínimas, según un informe de la Auditoría General de la Nación. La acción tuvo como objetivo proponer a las autoridades nacionales que se declare el 15 de marzo como el día nacional de la accesibilidad, para ello se juntaron cerca de 500 firmas.
La partida del rally se concretó frente al Pabellón III (FADU) y abarcó unas ocho cuadras en las que el grupo demoró más de 30 minutos en recorrer. En todo el recorrido no se encontraron rampas. Fue imposible acceder a los edificios ya que las escaleras impedían el acceso en silla de ruedas.
De esta forma vemos cómo se encuentran obstaculizados los estudiantes discapacitados en el acceso a las estructuras edilicias de la Universidad.
martes, 18 de mayo de 2010
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